 Day 3: Overcoming Doubt Reading: Mark 9:14-24 'When they came to the other disciples, they saw a large crowd around them and the teachers of the law arguing with them. As soon as all the people saw Jesus, they were overwhelmed with wonder and ran to greet him. “What are you arguing with them about?” he asked. A man in the crowd answered, “Teacher, I brought you my son, who is possessed by a spirit that has robbed him of speech. Whenever it seizes him, it throws him to the ground. He foams at the mouth, gnashes his teeth and becomes rigid. I asked your disciples to drive out the spirit, but they could not.” “You unbelieving generation,” Jesus replied, “how long shall I stay with you? How long shall I put up with you? Bring the boy to me.” So they brought him. When the spirit saw Jesus, it immediately threw the boy into a convulsion. He fell to the ground and rolled around, foaming at the mouth. Jesus asked the boy’s father, “How long has he been like this?” “From childhood,” he answered. “It has often thrown him into fire or water to kill him. But if you can do anything, take pity on us and help us.” “ ‘If you can’?” said Jesus. “Everything is possible for one who believes.” Immediately the boy’s father exclaimed, “I do believe; help me overcome my unbelief!” ' Devotional: The sermon touched on how even biblical figures struggled with doubt. In today's reading, a father cries out, "I do believe; help me overcome my unbelief!" This honest prayer resonates with many of us. Doubt doesn't negate faith; instead, it can be an opportunity for growth. If you're facing doubts, bring them to God openly. Ask Him to strengthen your faith. Remember, God is big enough to handle our questions and patient enough to walk with us through uncertainty. Español
Día 3: Superando la Duda Lectura: Marcos 9:14-24 'Cuando llegaron adonde estaban los otros discípulos, vieron que a su alrededor había mucha gente y que los maestros de la Ley discutían con ellos. Tan pronto como la gente vio a Jesús, todos se sorprendieron y corrieron a saludarlo. —¿Qué están discutiendo con ellos? —preguntó. —Maestro —respondió un hombre de entre la multitud—, te he traído a mi hijo, pues está poseído por un espíritu que le ha quitado el habla. Cada vez que se apodera de él, lo derriba. Echa espumarajos, cruje los dientes y se queda rígido. Pedí a tus discípulos que lo expulsaran, pero no lo lograron. —¡Ah, generación incrédula! —respondió Jesús—. ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? Tráiganme al muchacho. Así que se lo llevaron. Tan pronto como vio a Jesús, el espíritu sacudió de tal modo al muchacho que este cayó al suelo y comenzó a revolcarse echando espumarajos. —¿Cuánto tiempo hace que le pasa esto? —le preguntó Jesús al padre. —Desde que era niño —contestó—. Muchas veces lo ha echado al fuego y al agua para matarlo. Si puedes hacer algo, ten compasión de nosotros y ayúdanos. Jesús dijo: —¿Cómo que si puedo? Para el que cree, todo es posible. —¡Sí, creo! —exclamó de inmediato el padre del muchacho—. ¡Ayúdame en mi falta de fe! ' Devocional: El sermón tocó cómo incluso figuras bíblicas batallaron con la duda. En la lectura de hoy, un padre clama: "¡Sí creo; ayúdame en mi incredulidad!". Esta oración honesta resuena con muchos de nosotros. La duda no niega la fe; al contrario, puede ser una oportunidad para crecer. Si estás enfrentando dudas, llévaselas a Dios abiertamente. Pídele que fortalezca tu fe. Recuerda, Dios es lo suficientemente grande para manejar nuestras preguntas y lo suficientemente paciente para caminar con nosotros a través de la incertidumbre. |